Los puentes de hierro de carretera fueron construidos:
“siempre en tramos rectos: abundan las celosías roblonadas en cruces de san Andrés, de tablero superior y escasa luz- menos de 10 metros-, generalmente situados en carreteras locales; pero para salvar luces más grandes – incluso superiores a 40 metros-, tres son las tipologías empleadas: las celosías enrejilladas, las cruces de San Andrés dobles o las de tipo Bow-string (…)” (Fernández Ordóñez, Abad Balboa y Chías Navarro: 1988, 35)[1]
Juan Antonio Cuenca es el autor del busto de Clara Campoamor situado en la calle del mismo nombre, en el barrio de Eras de Renueva. Fue inaugurado en diciembre de 2011 con motivo del 80 aniversario del logro del sufragio femenino en España. Clara Campoamor (1888-1972) fue una mujer de fuertes convicciones y férrea defensora de los derechos de la mujer. De orígenes humildes, superó muchas dificultades para convertirse en una de las primeras abogadas españolas de la época. En su obra Mi pecado mortal. El voto femenino y yo (1935), narra sus vicisitudes en la lucha por la igualdad de las mujeres. Su figura continúa siendo una fuente de inspiración y numerosas asociaciones toman su nombre, entre ellas, la fundada en la capital leonesa en el mes de septiembre de 1997.
Esconde el Bierzo rincones de una intimidad niña, frágil y sobrecogedora, donde el verso aquel de la soledad sonora y de la música callada no necesitan explicarse. Callada, sí, pero bien templada y poblada de acordes que se oyen con el corazón. Bien mirado, tan hecho de campo y de peñas, el Bierzo se hizo para leerlo con los pies como canta Quintín Cabrera. Hoy, con el paso corto y firme que obligan los años, andamos la vereda del arroyo de La Silva; lo que antaño fue un camino principal hoy apenas se distingue entre una confusión de pistas y…
Aunque palentino de nacimiento, Julio del Campo puede considerarse leonés de una pieza. En León dejó gran parte de su obra y también descansa en paz en un espectacular mausoleo de nuestro cementerio.
Su trabajo más importante se halla en el número 9 de la calle que lleva su nombre. Julio y su esposa donaron a la ciudad el edificio en 1917. Albergaba dos escuelas en su piso inferior y la vivienda del maestro en el superior. La fachada de la construcción es magnífica. A pesar de su pésimo estado de conservación, se pueden apreciar su monumentalidad y singularidad.