La iglesia de San Julián y Santa Basilisa en Valdavida no tiene, aparentemente, nada que la haga singular; es como tantas iglesias que hay en todos los pueblos. Sin embargo, como todos esos templos, algo la hace especial para sus vecinos, es su iglesia.
El llamado Año Dual España- Japón ha dejado en León dos eventos bien distintos. El primero de ellos fue la magnífica exposición del MUSAC, Lo real maravilloso; el segundo ha sido más modesto pero también más cargado de simbolismo. A mediados de julio se inauguró en el albergue de Molinaseca una escultura tallada en un nogal vivo. La figura es una representación femenina de Buda conocida entre los japoneses como Kannon y asociada sobre todo a la compasión.
En el aparcamiento de Santa Nonia, al lado de la Biblioteca, hay un montón desordenado de piedras apiladas. Esas piedras formaron parte del edificio del Hospicio de León, demolido en los 60.
En un artículo publicado en 2009, el profesor de la Universidad de Alfredo Martín García, cuenta que es en el siglo XVI cuando la cuestión de la protección del niño comienza a preocupar en Europa. Importantes pensadores de la época señalaban “la necesidad de alejar a los niños de la mendicidad, por todos los terribles inconvenientes que traía consigo, comenzando por la explotación del menor y continuando por su más que probable caída en la delincuencia”
(Dedicado a mi padre, José Antonio Gómez Rosende, fallecido el 12 de febrero de 2014)
Muchos leoneses ignorarán que el primer cementerio que existió en la capital, construido sobre 1833 estaba situado en la carretera de Asturias, justo en el lugar en el que hoy se encuentran la antigua maternidad y el colegio de Las Anejas. Hasta entonces los difuntos eran enterrados en camposantos particulares y en los de las iglesias. Los del Hospital de San Antonio Abad, el Hospicio y San Marcos cumplían esta función en nuestra ciudad.