Con motivo de su centenario, la Cámara de Comercio e Industria de León, encargó a la escultora Esperanza D’Ors una obra que sería finalmente inaugurada en diciembre de 2008. El conjunto escultórico, escondido en el desangelado polígono de La Lastra, es una representación de los cuatro elementos naturales (agua, aire, tierra y fuego) a través de cuatro mitos clásicos (Narciso, Ícaro, Sísifo y Prometeo). La propia Esperanza D’Ors explicaba el porqué de la relevancia de estos mitos en una entrevista concedida al Diario de León, afirmando que:
“Todos somos Prometeo porque estamos encadenados a la tierra donde tenemos que desarrollar nuestro destino; somos Sísifo porque cada día cargamos con una piedra para llegar a la cima, con nuestro trabajo; somos Narciso, porque en el espejo de la vida nos preguntamos quiénes somos; y también Ícaro, porque continuamente intentamos volar con nuestros sueños.”
En una conferencia impartida en marzo de 2010 en el Museo de Würth de La Rioja, la artista exponía la esencia de su escultura y contaba cómo sus obras representan casi siempre figuras humanas desnudas y un tanto andróginas; también manifestaba su deseo de que ayudaran a “reinstaurar al hombre como centro del universo”. Señalaba asimismo la recurrencia a los mitos clásicos como otra de sus señas de identidad ya que para ella “actúan como arquetipos, porque son un perfecto espejo donde observar nuestra condición de hombres”
La escultura en espacios públicos, incluso la de grandes dimensiones pasa a menudo inadvertida para el viandante; sabemos que está ahí y si desaparece posiblemente nos demos cuenta pero rara vez nos detenemos a contemplarla de verdad y menos aún nos molestamos en averiguar quién la creo o qué puede significar. Craso error, primero porque el saber nunca ocupa lugar y segundo, porque esos detalles pueden transformar la forma en que percibimos un espacio y nos vinculamos a él. Esperanza D’Ors es una de esas artistas que piensa que el arte debe ser para todos y que hacer pública la escultura, llevarla a nuestras calles y plazas contribuye a ese propósito.
Texto y fotografía: María Gómez